Una de mis debilidades. Complejo compañero de viaje en la cocina, con más enemigos que seguidores. De los habituales en las tiendas, el majorero me parece más convencional; el de rulo es tan versátil como arriesgado. Su textura, su fondo, … una maravilla que sitúa al chef en la delgada línea entre el éxito y el fracaso.
Si nos centramos en el de rulo: untado sobre pan caliente manchado con tomate y aceite de oliva; reblandecido al horno y acompañado de un buen jamón o cecina muy fina, ambos tibios; unas láminas sobre un trozo de solomillo (o cinta de lomo) de cerdo recién sacado de la plancha; a palo seco, con frutos secos, que le potencian el sabor (especialmente nueces, piñones y avellanas); si no tienes tiempo ni dinero pero sí hambre, un cuenco de arroz recién hervido y escurrido, aún humeante, unas láminas de rulo, revolver rápido y echar unas aceitunas negras picadas.
Y para acompañar, para los que les vaya el vino, alguno afrutado; yo prefiero mosto rojo muy frío.
Como postre, ufff, me quedo con una milhojas al 30/70 con membrillo. Cuidado, debe ser pronunciadamente dulce. Ah, y los dátiles, miran desde la ventana con envidia al membrillo, pero aún no han visto su oportunidad. Por cierto: la ración, más bien escasa puesto que la mezcla es compleja y llega a saturar.
Si nos centramos en el de rulo: untado sobre pan caliente manchado con tomate y aceite de oliva; reblandecido al horno y acompañado de un buen jamón o cecina muy fina, ambos tibios; unas láminas sobre un trozo de solomillo (o cinta de lomo) de cerdo recién sacado de la plancha; a palo seco, con frutos secos, que le potencian el sabor (especialmente nueces, piñones y avellanas); si no tienes tiempo ni dinero pero sí hambre, un cuenco de arroz recién hervido y escurrido, aún humeante, unas láminas de rulo, revolver rápido y echar unas aceitunas negras picadas.
Y para acompañar, para los que les vaya el vino, alguno afrutado; yo prefiero mosto rojo muy frío.
Como postre, ufff, me quedo con una milhojas al 30/70 con membrillo. Cuidado, debe ser pronunciadamente dulce. Ah, y los dátiles, miran desde la ventana con envidia al membrillo, pero aún no han visto su oportunidad. Por cierto: la ración, más bien escasa puesto que la mezcla es compleja y llega a saturar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario