lunes, 21 de diciembre de 2009

El valor de la distancia

La tecnología está empobreciendo la riqueza sentimental del ser humano. Hoy día ya no existe la distancia. Esa distancia que en ocasiones refresca el alma, que anota en un huequecito del corazón un pequeño apunte que hace que hechos pasados no se olviden, y que, con la trascendencia que en su tiempo ocurrieron, siempre se recuerden. El romanticismo de una carta manuscrita, de un “qué habrá sido de …”, de un lugar que fue testigo de un episodio de tu vida, … son sensaciones únicas, que enriquecen la vida de quien los protagoniza.
Es algo así como el silencio. Del mismo modo que éste a veces expresa más que millones de palabras, la distancia a menudo da sentido a los recuerdos. Yo quiero que haya una distancia respecto a lugares, personas y hechos que pasaron por mi vida y que tan sólo el remoto destino tiene derecho a volver a cruzar por mi vida. Porque si permaneciese en contacto con todo ello permanentemente, terminaría perdiendo su encanto.
No quiero tener todo mi pasado a golpe de click. Quiero volver a un estadio 0.0, donde eche de menos un hecho, a una persona, un lugar, una etapa, a sabiendas de que nunca volverá. Quiero que mi vida siga siendo un libro en blanco en el que no haya capítulos repetidos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Educados o adiestrados

Me deja preocupado el observar determinadas actitudes que en estos meses florecen como fruto de la viveza del fuego crítico que consume el actual gobierno zapateril de España. Si bien durante la primera legislatura la guerra de Irak, el 11M y el Prestige eran granero suficiente en el que esconderse para capear cualquier tormenta derivada de alguno de los innumerables dislates que el leonés (o cualquiera de sus secuaces socialistos) preparaban, ahora el granero ya está seco.
Ha bastado un año desde las últimas elecciones para que todo el macabro marketing que por segunda vez aupó a ZP al Gobierno, para que ahora las críticas ya sean crochets directos a un mentón sin apenas guardia. En un momento como el actual, en el que cinco años largos de vacío gubernamental han dilapidado una (le duela a quien le duela) excelente herencia económica, ya nada, salvo un milagro, podría salvar al individuo de La Moncloa. A sabiendas de esta lamentable situación, sus fieles de la pradera, como si el sueldo o la vida les fuera en ello, llenan furiosamente foros y comentarios de noticias con proclamas pro ZP y anti Aznar (digo yo que qué tendrá que ver hoy día Aznar con ZP) y Rajoy. Y digo que me quedo preocupado porque me asalta la duda de con qué tipo de capacidad reflexiva o qué clase de sentimientos ocupan las cabezas de esta gente. Yo puedo entender que Rajoy te parece feo, que el apoyo a la guerra de Irak te pudo traumatizar la vida, que… yo qué se, pero que haya gente que, viendo lo que ZP está liando en este país, le siga defendiendo… me deja profundamente preocupado. Sólo me quedan dos alternativas: o bien quien los sigue defendiendo y alentando son asalariados del PSOE o bien, del mismo modo que las juventudes neonazis o Jarrai, son gente que desde pequeños, igual que cachorros de perros de pelea, se les adiestra para morder, de manera irracional, al objetivo, incluso a riesgo de perder la vida. Y lo peor es que creo que es esto último lo que ocurre. Existe una parte amplia de la sociedad que más que ser educada, es adiestrada. Y eso no es bueno. Porque se pierde la capacidad de interpretar, de asimilar, de tener visión crítica de la realidad, de discernir la verdad de la mentira, y eso, de una manera o de otra, hace que la persona sea una especie de coche teledirigido, sin voluntad propia, sin más objetivo que las instrucciones tatuadas a fuego en un cerebro enfermo.
Y digo más: no circunscribo este tipo de actitudes a los círculos de la izquierda, ya que en la ventanilla de enfrente por supuesto que también ocurre. Pero ocurre que en los tiempos que corren este mal es endémico en las filas de votantes socialistas, esos que pase lo que pase no dejarán de aplaudir a Felipe Glez., a Guerra, a ZP, y disculparán cualquier tropelía que estos hayan podido cometer, así como a depositar su voto socialista por los siglos de los siglos.
Gente así adiestrada empobrece la fuerza del voto, ya que sabiendo que un porcentaje de los electores están conquistados se haga lo que se haga, es el resto el segmento a conquistar. Esto es lo que yo considero inmadurez democrática, ese calificativo del que tanto se ríen varios conocidos míos que me tachan de facha (qué sabrán ellos de fascismo…).
En España una vez escuché a un analista político que aproximadamente un 60% de los votos en cada proceso electoral en España estaban cautivos. Eso me deja un 40% de gente potencialmente inteligente.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

El principio de neutralidad

Leo por ahí hoy que en el Gobierno se ha levantado una importante polvareda porque el Rey ha aceptado recibir un premio “a la libertad” de manos de la Fundación FAES (asociada al PP). La verdad es que no me importa un carajo ni el premio, ni quién lo otorga ni quien es el agraciado. Lo que me preocupa es que el trasfondo que denoto en toda esta pantomima es una asquerosa guerra fría que no sólo no cesa, sino que pareciese extender sus raíces por debajo de todas nuestras miserables vidas pudriendo un subsuelo totalmente inaccesible para el españolito medio.
Ahora parece que la guerra se fija en atraerse al monarca (el cual espero que por lo menos acuda sobrio al evento), supongo que para vender luego la foto en el panfleto político de turno, denominado erroneamente medio de comunicación.
Al parecer, en toda esta batalla de boñigas, existía un acuerdo tácito entre las partes que dictaba que la Corona debía permanecer neutral y no ser arrimada al ascua de ninguno de los contendientes. Y parece que con este acto se critica que dicho pacto se ha violado. Desde los medios afines a FAES también leo que (siguiendo la reflexiva e inteligente táctica del “y tu más”) el PSOE ya pisoteó este acuerdo con anterioridad en varias ocasiones. Más bien creo que lo que tienen es envidia de no haberse inventado el premio ellos antes.
Creo que no merece la pena ni siquiera reflexionar sobre esta basura.