miércoles, 10 de diciembre de 2008

El primer día

Hoy me he fijado que una chica que se sienta cerca, está en su primer día de trabajo. Con sólo un vistazo he recordado un montón de cosas. Se la ve contenta, a la vez que algo agobiada, y un poco asustada. Imagino que hoy, todo lo que la pasa por la cabeza, es hacerlo todo bien para que quién confió en ella confirme el acierto en su fichaje. Mesa ordenada, perfectamente arreglada y peinada, atenta con todo el mundo, …
Imagino que, quién más quien menos, todos hemos pasado por nuestro primer día en el trabajo, y sabemos lo que se siente. Nervios, ilusión, algo de agobio, impaciencia, deseo de hacer mucho más de lo que se nos pide, … Es una sensación tan estresante como revitalizante. El sentirse útil es una sensación incomparable. El saber que confían en uno, bien en su talento o en su experiencia, es un sentimiento explosivo.
Aun recuerdo cuando empecé a trabajar, es que estaba igual que esta chica. Por la cabeza galopaba la imagen de mis padres, mis amigos, familiares, etc. que etarían orgullosos de verme moverme en el entorno laboral, más allá de los estudios. Sabía que hiciese lo que hiciese, estarían orgullosos de mí. Todo preparado, la ropa, impoluta, los zapatos, brillantes, la mente, abierta a cualquier sugerencia, la amabilidad, por bandera. Que recuerdos…
Supongo que el paso del tiempo y la rutina borraron el encanto del primer día. Pero eso no importa. Cada día sigue siendo para mí un primer día. Sé que muchos sentimientos me acompañan cada día esté donde esté, y que nunca me dejarán caer. Esté donde esté.

martes, 9 de diciembre de 2008

Sorpresa, sorpresa

Buceando por el universo de los medios de comunicación nacionales, y como furibundo defensor del medio radiofónico como el más puro de los mecanismos de comunicación, me veo obligado, o más bien empujado, a dedicar algunas líneas de mi blog a uno de los más esperpénticos trolls de las ondas hertzianas: Isabel Gemio.
Desde mi más tierna infancia he estado pegado a una radio. Mucho mejor que la televisión, que los periódicos, que internet o que cualquier otro medio a través del cual se pueda informar, la radio me ha acompañado en buenos y malos momentos a lo largo de mi vida: de noche y de día. Desde programas deportivos hasta de economía, musicales, de actualidad, de salud, … no se, de todo. He escuchado (o a veces sufrido) a personajes de todos los pelajes: de Encarna Sánchez a Luján Argüelles pasando por Javier Sardá, Luis del Olmo, Carlos Herrera, Iñaki Gabilondo, María Terea Cámpos, Alfonso Arús, … comentaristas de todos los sabores y todos los colores. Pero, nunca, en tantos años enganchado a esta tan sana droga, me he encontrado a un ser tan terrible como la Gemio.
Sin entrar en detalles con los que establecer un contexto propio para realizar una correcta comparación con otros trolls radiofónicos, he de decir que desde hace unos cuantos meses, las mañanas de los sábados y domingos he tenido la desgracia de animármelas con el hedor sonoro provocado tan ruín personaje. Su prepotencia, su soberbia, su ignorancia, su falta de cultura, su egocentrismo o su cinismo han convertido lo que debería ser un amable espacio matutino en unas jornadas en las que la gente lo único que no quiere es que le envenenen el café con leche y las tostadas, en una especie de vodevil cabaretesco para gracia de la Gemio, única protagonista, por obra de Dios en persona, en el cual igual se charla con un escritor pata negra, que se defiende a muerte al inefable Ramoncín. Igual se condena el maltrato a un animal, que se maltrata vilmente la opinión de personas intelectual y culturalmente a años luz de la dueña del esperpento radiofónico, como ocurrió con Enrique Dans, para disgusto y vergüenza de uno mismo. Igual se defiende a capa y espada la búsqueda de la verdad y la objetividad en la profesión de informador, que se hace campaña para salvar de las garras de la justicia a personas condenadas por tráfico de drogas que a ciencia cierta son inocentes, ya que la propia Gemio, investigadora de relumbrón, mente privilegiada donde las haya, ha dictado sentencia y así han de serlo.
Y así podríamos seguir hasta volvernos locos o quedarnos secos de tanto llorar. Un despropósito. Una desgracia. Este personaje, que históricamente se ha dedicado a hacer caja a base de ruido de lágrimas ajenas, que tan pronto martilleaba el alma de personas desesperadas por el dolor con preguntas sangrantes, como restregaba el micrófono contra los carrillos humedecidos por el llanto de familias rotas, se corona como reina de los desprotegidos, como defensora de las causas perdidas, y veo que ahora se dedica a hacer otro tipo de caja, en este caso, de la manera más cínica que jamás haya visto, mediante una fundación que recauda fondos para investigar enfermedades raras, casualmente, una de las cuales he oído que sufre su hijo. Si bien para nada critico el hecho, sino más bien todo lo contrario, sí me da vergüenza ajena, o mejor dicho asco, que sea esta persona la que lo haga. Porque lo que sí tengo claro es que si no sufriese en sus propias carnes dicha condena, otro gallo les cantaría a los pobres niños enfermos. Por la gracia de Dios. O de la Gemio.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Fernando Alonso el indeseable

Como contrapartida al post anterior, me veo obligado a hablar de Fernando Alonso, o alonsito, como yo le llamo. Una vez más, éste es un ejemplo que hace que mi hermano y yo choquemos agriamente. Pero en este caso al revés que con Nadal. Sin entrar en discusiones técnicas que ni me interesan ni quiero que lo hagan, detesto a este tío. Para mí representa el paradigma de deportista despreciable, aquel que mientras no es nadie llora y cuando es alguien olvida los lloros, aquel que se considera superior por el hecho de… ser efímeramente el mejor en lo que hace, aquel que perdona la vida de los periodistas y aficionados a quienes considera una rémoras en su carrera deportiva. No se, habría tantas formas de definir a este tipo de deportistas…
Pero no detesto a este tipo por capricho. No. Es que casi cada cosa que hace me hace detestarle más. Desde el contínuo desprecio que hace de toda la gente que, quiera o no, le ha hecho llegar a donde está, hasta pilotos, mecánicos, periodistas, etc. que parece que más que ayudarle, le estorban. Y es que alonsito ya no se quiere acordar de que si no hubiese sido por la inestimable ayuda de Adrián Campos, quién le consiguió la primera prueba con un F1 (Minardi), probablemente hoy día todavía se estaría dejando los cuernos en campeonatos de regional, y trabajando de mecánico o albañil, ni de la Comunidad Valenciana, ni de Genis Marco, ni de tanta gente que se la jugó con él, en muchos casos a fondo perdido.
Pero él es Fernando Alonso, el hombre hecho a sí mismo, quien no fue ayudado por nadie y por lo tanto quien no debe agradecer nada a nadie.
Por otro lado está su actitud como piloto. Despreciable. El nunca fracasa en una carrera. Unas veces los mecánicos son los culpables. Otras veces son los jueces. Otras los otros pilotos. Pero cuando gana, gana él. Muy bien. Aun recuerdo los palos que se llevaban Trulli o Fisichella cuando eran sus compañeros en Renault, las muestras de desprecio contínuo que siempre tuvo con Michael Schumacher, Ralph Schumacher, Massa, Hamilton, o el especialmente doloroso desprecio que le hizo a Piquet cuando éste consiguió en Alemania el primer podio para Renault y a Alonso sólo se le ocurre decir que el resultado es accidental y que podría haber ganado cualquiera. Ahora, que también mal por Nelsinho por no haberle partido los dientes al alonsito con la botella de champagne.
Y así podríamos seguir hasta el infinito. Este pseudodeportista, esta garrapata de los circuitos, no se merece otra cosa más que quedarse como está ahora, medio olvidado, en una escudería que se ha esforzado en darle todo a costa de acabar con los mecánicos y resto de pilotos quemados por la actitud del asturianin. Dicen que para el 2009 Renault tendrá un buen coche, para volver a ser campeón. Yo espero que no. Que vuelva a ganar Hamilton. Porque por encima de los resultados, quienes amamos el deporte nos quedamos con los deportistas. Y un gran deportista no es sólo el que es grande en su deporte, sino el que también es grande como persona.

martes, 2 de diciembre de 2008

Nadal vs. Federer

Me considero un nadalista profundo. Un admirador de los de boca desencajada y corazón acelerado cada vez que el de Manacor se juega un “banana-shot” para evitar una bola de break en contra. Le admiro un montón. Más bien le idolatro. Quizá esto hace que discuta permanentemente con mi hermano sobre si Nadal es mejor o peor que Federer. Para mí, desde luego, no hay duda. Nadal es el mejor jugador del mundo hoy día. Y será el mejor jugador de la historia. Por físico, por ambición, por precocidad, por capacidad de sacrificio, por su técnica, por su capacidad de aprendizaje y mejora contínuas, … podría seguir así hasta aburrirme.
No niego que Federer es un muy buen jugador. Sin duda alguna un tío que se tira cinco años seguidos como nº1 del mundo y que está a 1 grand slam de Sampras tiene que ser muy bueno. Nos ha fastidiado. Pero en esas cifras hay cosas que decir: la primera, que durante estos cincos años de reinado, no ha habido ni un solo tenista medio decente que poder echarse a la boca. Vamos, a ver si ahora los Gaudio, Kuerten, Ferrero, Roddick, Hewitt, Henman (por Dios, qué ha sido de este tío?), Philippoussis, … han sido obstáculo suficiente como para desbancarle del podio. Obviamente, no. Vale, es cierto que Federer se cepilló a Agassi en la final del US Open del 2005, pero también hay que decir que entonces, Agassi tenía 35 castañas bien cumplidas, y que como gran damnificado por el huracán Sampras, no se resignaba a retirarse sin subir algún peldaño más en su también genial carrera (cuidadín: 8 grand slam y JJOO de guinda). Y claro, a esas edades es fácil convertirse en presa fácil.
Una vez desaparecidos del circuito los (hasta la llegada de Nadal) más grandes de la raqueta (Sampras y Agassi), vía libre para Federer. Con ya casi 22 añitos se encontró sólo en el circuito (a esta edad Nadal ya llevaba 4 grand slam, con el suizo de “rey”), rodeado de burros viejos, jóvenes promesas y promesas viejas. Y claro, un montón de títulos por ganar. Así que año a año, se dedicó a acumular títulos como el que colecciona cromos repetidos, sin interés alguno por parte de los aficionados ni casi suyo. Y es que el amigo Federer si hay algo que le caracteriza, es que es una vara como tenista. Aburre a las ovejas. Su técnica, tan alabada por sus seguidores, si bien existe, ha convertido sus raquetazos en una especie de nana repetitiva y somnolienta que ni levanta pasiones entre los que vibramos con este deporte, ni Dios que lo crió. Y encima es de esos tenistas que me hincha las narices solucionando momentos complicados con martillazos en el servicio.
Eso sí, los días de gloria del “Expreso suizo” creo que han acabado. El 2008 se ha caracterizado por la explosión de una pléyade de talentos como hacía tiempo no se veía. Los Tsonga, Simón, Gulbis, Murray, junto a Djokovic y por supuesto Nadal, se me antojan mucha competencia para Federer, que este año ha vuelto a hacer valer su hegemonía en Flushing Meadows, por último año, estoy seguro. Ya este año Wimbledon se le torció (se veía venir, tras las dos primeras finales que le ganó a Nadal, la primera en cuatro sets y la segunda en cinco y pidiendo la hora), así como Australia, torneo especialmente curioso por lo abierto de su pronóstico. Y por supuesto en París no tiene nada que hacer mientras Nadal no quiera. Así que me atrevo a decir que el año que viene, y dependiendo, claro, de las lesiones y la evolución de cada tenista, Nadal volverá a ganar en París y probablemente en Wimbledon. El US Open, dependiendo del calendario, podría ser también para Nadal o para Murray, y para Australia apuesto por uno de los jóvenes cachorros. Quizá apuesto también por Murray. Lo siento por Djokovic, pero entre que no me cae del todo bien y que la presión por que se le pase el arroz sin terminar de explotar le puede pasar factura, creo que va a quedarse en otra de tantas eternas promesas.
A Nadal le queda mucho por ganar, pero también es cierto que con 22 añitos, le queda mucho por correr. Los federistas se escudan en que si las lesiones, que si tendrá una carrera deportiva corta, … que si la abuela fuma. Año a año Nadal ha ido derribando mitos que intentaban frenar lo irrefrenable: que es el mejor. Lo de que si era un tenísta sólo valido para tierra ya cayó en Wimbledon. Lo de la carrera deportiva corta… ya veremos. Yo, por ahora, no conozco muchos megacracks del deporte que con 23 años estén para el tiro de gracia. Y Nadal no va a ser uno de ellos. De hecho, el que sí lo está es Federer, con 27.
El tenis de Nadal es de corazón; de riñón. Las bolas se ganan. Todas. Se combina la técnica con la agresividad. Siempre al ataque. Y sobre todo con la cabeza siempre controlada. No se pierde ni un solo punto por falta de concentración. Esa es la clave. A Nadal se le gana por ser mejor, no por estar más concentrado. Y esa es una gran diferencia respecto a los demás. Hoy día entre los grandes deportistas, la actitud es más importante que la aptitud. Y ahí Nadal es también el rey. A Nadal le envejecerán las piernas, como a todos, pero no la cabeza. Y es ahí donde marcará la diferencia. Cuando todos se cansen física y mentalmente, a él sólo las piernas le podrán flaquear. Pero la cabeza seguirá intacta. Y eso es demasiada ventaja.
***********************************************************
3/2/2009
Como puntualización a este post, y una vez terminado el Open de Australia 2009, he de decir que Nadal no deja de sorprenderme. Australia, casi la segunda vivienda de Federer, ha sido devastada por el huracán Nadal. Alucino. La verdad es que no contaba con que ganase este torneo; de hecho siempre pensé que serían Murray o Djokovic quienes se lo llevasen, pero no Nadal. De cualquier manera, he de decir que más allá del resultado deportivo, me quedo con las lágrimas de Federer en la entrega de trofeos. Esas lágrimas que tanto se han bendecido por (por supuesto) los federistas, no son más que un reflejo de la rabia, soberbia y vanidad de un deportista que nunca ha sabido perder, que cuando los resultados deportivos le han acompañado le han permitido mostrar su imagen más caballeresca, pero que si no fuese por las cámaras, probablemente le habría sacudido en la cresta a Nadal con la bandeja de segundo clasificado en el Open.
Y es que no se olvidan aquellos tiempos en los que Federer voceaba como un trastornado y tiraba la raqueta estilo McEnroe cuando fallaba puntos fáciles, hecho por el cual tuvo que tirar de un psicólogo que le encauzase esa mala uva en el puño para atizar a la bola. Durante 5 años, esa faceta "menos elegante" ha estado anestesiada, pero, claro, ha llegado Nadal, y ha sacado lo peor del suizo (aun recuerdo tantos gestos de desaprobación, "fuck off!! incluído" a alguna persona del público que le "distraía" en la final de Wimbledon 2008 o los contínuos absurdos y soberbios reproches al juez de silla de la final de Australia 2009). Ese es el auténtico Roger. El elegante.
Pero ahora no se trata de criticar a Federer, sino de premiar a Nadal. Si es cierto que Nadal se ha propuesto este año el Grand Slam (ganar los 4 grandes), ya no puedo imaginar que no lo consiga. Con 22 años ya lleva 6 grandes, y lo que le queda. Menudo panorama para Federer. Quizá sea mejor que se vaya buscando otro hobbie, o de todo lo malo, que empiece a fumar.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Resurgiendo de las cenizas

El viernes pasado cayó Habitat. Yo creía que hace tiempo ya que había caído, pero por lo que he leído la han intentado salvar mil veces, retrasando lo inevitable. Es curioso lo diferente que es ver los hechos in situ y revisarlos al cabo de los años. Sin darnos mucha cuenta, estamos atravesando el peor momento ecnómico de la historia en España, pero parece como si a la gente de la calle no le afectase. Sí, hay crisis. Es cierto. Pero es como decir que hace frío. Se vive con ello y fuera. Hasta que la onda expansiva de la caída de alguna empresas no te afecta (te quedas en paro, te dejan de pagar una deuda, etc.) no somos realmente conscientes de la situación. Seguramente a mucha gente, directamente nunca le llegará a afectar, y será dentro de cinco o diez años, pintando en un calendario los hechos clave que actualmente vivimos, cuando realmente seremos conscientes de lo que está ocurriendo. En este calendario, el espacio reservado para el 2008 tendrá que haber hueco para la quiebra de uno de los bancos de inversión con más solera, suspensiones de pago de muchas (quien sabe si todas) de las mayores inmobiliarias españolas, rescate financiero de muchos de los gigantes bancarios europeos, EREs en empresas de todos los sectores, etc. No se me ocurre ninguna manera para catalogar la situación. Bueno, si, un desastre.
También he leído que el año que viene el número de declaraciones de concurso de acreedores se va a duplicar. No se si será verdad, pero como sea así, me preocupa seriamente.
Para quienes estamos, como quien dice, empezando a organizar nuestra vida, es preocupante el ver como tu ecosistema profesional se desmorona. Ya, es cierto que más estresante sería que me pillase con 55 tacos. Pero cada uno se queja de lo que le toca. Creo que el año que viene va a ser un año duro. De apretarse el cinturón. De rezar y agachar la cabeza, por lo que pueda pasar. Pero también estoy seguro de que será el año 0 de la economía moderna. Creo que desde el 2010 habrá un resurgimiento de la economía, seguramente basado en otros sectores menos rentables pero sí más sólidos. Menos apalancados en la deuda bancaria pero a la vez más duraderos. Y será el momento de los más listos. De los que se hayan podido tapar de la tormenta a tiempo y sepan correr entre los escombros. Las ruinas de las inmobiliarias seguro que generan nuevos modelos de negocio que habrá que saber aprovechar.
Sinceramente confío en que las telecomunicaciones y todo lo que las rodea van a volver a vivir un periodo de expansión, pero controlada, no como a principios de los 2000. El ladrillo ha sido el gran caballo blanco de las inversiones en este país durante muchos años, incluso décadas. Y la falta de nuevos sectores en los que rentabilizar los cuartos, especialmente con el fracasao de las puntocom, volcó las miradas en un sector rancio y sombrío, pero rentable a patadas. Y ahora que esto ha explotado, hay que volver a mirar al horizonte. Un horizonte en el que ya tan solo quedan las inversiones de nuevo cuño como oportunidades reales: farmacéuticas, biotecnológicas, energías renovables y nuevas tecnologías se ponen en fila como diamantes en bruto a la espera de que las metan mano los que parten el bacalao.
Particularmente, opino que las empresas de telecom serán las ganadoras. Negocios extraordinariamente rentables, no del todo maduros aún, y en plena expansión, son un imán perfecto para quienes han salido escaldados de bancos rescatados, inmobiliarias quebradas y bajos índices de consumo acudirán al calor de negocios en los que el dinero fresco es la materia prima que más se maneja. El internet móvil, aun por explotar, desencadenará una nueva revolución en este mundillo, aun joven, pero que nos ha calado tanto que hoy día nadie sabría vivir sin muchos de los servicios que venden.
Por cierto, y ya hablando de todo. En esta nueva economía, al igual que ganadores, como en cualquier competición, también habrá perdedores. Desde quienes pusieron todos sus huevos en cestas de ladrillos hasta quienes se dejaron seducir por la vorágine inmobiliaria y se especializaron profesionalmente en actividades relacionadas con dicho sector y de difícil reciclaje.
Pero la vida seguirá, y como ha ocurrido recurrentemente a lo largo de la historia, se saldrá hacia delante de mejor o peor manera. La suerte será un factor importante, pero no el único. Los más fuertes se alimentarán de los cadaveres de los más débiles. Ahora tan sólo queda esperar y esperar a estar en el grupo de los listos.

martes, 25 de noviembre de 2008

Oscuridad

El aire se espesa cuando él está cerca. El tiempo pasa despacio, desesperádamente despacio. Cada segundo es una victoria. Cada ruido, una herida. La dignidad por los suelos. La supervivencia, una proeza. El alma desea huir de su cárcel alejarse de tan cruel verdugo, abandonando a su suerte un cuerpo inerte e insensible que soporte tanto dolor. Un dolor que por lo menos sería silencioso. Los sentidos pierden su privilegiado estado de paz para ponerse a las órdenes de un corazón en guardia, que no espera ya otra cosa que ser vapuleado. De nuevo. Sin piedad. Y pasará otro día. Y nada cambiará.

viernes, 14 de noviembre de 2008

El tercer tiempo

He leído en las páginas de un diario deportivo que el portero de hockey sobre hielo, Robert Müller, internacional con la selección alemana, ha declarado que, a pesar de que los médicos le han dado menos de siete semanas de vida, su única prioridad ahora mismo es entrenar con su equipo para el inicio de la liga, a finales de Noviembre.
Me he quedado tan frío que no sé cómo interpretar su decisión. ¿Qué puede estar pasando por su cabeza ahora mismo? Al parecer su calidad de vida es muy buena y si no fuese porque los médicos le han hecho ese diagnóstico, no notaría que está gravemente enfermo.
Supongo que esta persona ahora mismo se encuentra ante esa situación que todos hemos descrito alguna vez de planificar nuestros últimos días en el caso de que nos marcasen una fecha de caducidad.
No se. Es posible que esté tan angustiado que esta decisión sea la primera que se le ha pasado por la cabeza. O puede que ya haya atado todos los cabos que le pudiesen quedar por cerrar y ya lo único que le queda es su profesión. O simplemente cree que el hockey puede hacer que se evada de la dura realidad que le va a tocar vivir y símplemente deje las cosas correr hasta que la vida dicte sentencia.
En cualquier caso, es terrible pensar que a cualquiera le toque esta macabra lotería.
Particularmente pienso que es peor conocer cuando nos llegará la hora, que vivir con la inconsciencia de desconocer si mañana no veremos amanecer. Aun a riesgo de que podamos estar desperdiciando nuestra vida. Porque con toda seguridad la solución consiste en vivir el momento, pensando que cada día es nuestro último día.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Saber vivir

Ayer encontré el blog de un grupo de chicos, de los cuales uno de ellos es un buen amigo (por cierto, del cual hace tiempo que no tengo noticias) que me dejó… no se cómo expresarlo… entre alegre, preocupado, triste, … no se.
Sin entrar en detalles de los protagonistas ni de sus andanzas, lo que quiero rescatar del hecho es que en demasiadas ocasiones envidio el modo según el cual mucha gente aprovecha cada momento de su vida, disfrutando de tantas cosas que otros muchos no prestamos atención. Quizá porque nuestro día a día nos devora. Quizá porque hemos pasado a otro escalón en nuestra escala de prioridades. O quizá porque no sabemos vivir.
Una playa, una hoguera, unas botellas de Fanta y Coca Cola. Y los amigos de siempre. Una ecuación perfecta con una única solución: la felicidad.
Posiblemente todo el blog de estos chicos se pueda resumir en esta ecuación. Ni dinero, ni viajes, ni compromisos, ni trabajos apasionantes, ni nada que no se pueda conseguir en el supermercado de la esquina. Los envidio profundamente. Yo he de reconocer que si bien tengo un grupo de amigos fenomenal, de los cuales no puedo quejarme, sí me fastidia el que no (por lo menos yo) tenemos ya la flexibilidad que nos permita parar el motor y sentarnos a vivir. Algo que por desgracia no hacemos desde hace tanto tiempo. Es posible que esta edad, traicionera, sea tan sólo una enfermedad que el tiempo cure. Pero temo que ni aun el tiempo sea capaz de bajarnos del vagon al que nos hemos subido hace algunos años, y nos siente a todos juntos, sin más cosas que hacer que mirarnos a los ojos y recordar, una vez más, tantas cosas que hemos disfrutado juntos.
Seguramente sólo entonces podremos sentir que llenamos nuestras vidas con lo que realmente importa.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Triste recuerdo adolescente

Cuando estaba en el colegio, y durante ocho años, tuve un compañero, Vi-----, que con frecuencia recuerdo y sobre el cual tengo una gran curiosidad acerca de qué habrá sido de su vida. Era un chico tímido. Quizá acomplejado, o asustado por algo. Estoy seguro de que no era un chico felíz. No tenía amigos y apenas se relacionaba con nadie. Era de esos chicos que siempre estaba al margen de lo que se movía por la clase. Más temeroso de que se metiesen con él que con interés por hacer amigos. Recuerdo que a medida que pasaban los años, su alejamiento del resto de la clase se le convirtió en una condena.
No acierto a recordar el momento en el que de manera sistemática se le empezó a dar caña. Quinto, sexto, … no se. Lo único que de verdad recuerdo es que en un momento dado, sus compañeros nos convertimos en los peores verdugos que podía encontrarse. Si no era de una manera, era de otra. Pero él siempre terminaba cobrando. O siendo perseguido, insultado, humillado. Y cuidado con que se intentase defender, porque entonces ya había causa justificada para darle más caña todavía. No olvidaré nunca el verle, día tras día, correr por la calle perseguido por veinte o treinta energúmenos como si de una cacería se tratase. El uno, aterrorizado, aunque con cierta resignación al ser ya el pan de cada día. Los otros, ansiosos de llevar cada día un poco más lejos su hombrada. Eso sí, el físico que debió desarrollar Vi----- debía ser de atleta profesional, ya que en esos dos o tres años hizo kilómetros a cholón.
Yo no puedo quitarme de la quema, porque algún día también le corrí. Pero en mi descarga he de decir que nunca lo hice con mala intención. De hecho nunca me llevé mal con él y creo que a mí era a una de las pocas personas a las que se dirigía sin miedo.
También recuerdo que en algún momento, nuestro tutor nos avisó en clase que debíamos dejar de maltratar a nuestro compañero, porque lo estaba pasando mal. Lo que me deja realmente preocupado es que nunca nadie le hizo ni puñetero caso.
Vi----- vivía con su madre (había múltiples rumores sobre su padre, aunque creo que el único válido es que había fallecido), profesora de música o algo así. Una mujer mayor, desactualizada, que creo que nunca supo dar buenos consejos a su único hijo. También recuerdo que su casa era un piso en un bloque antiquísimo, viejo, sucio y feo. Pero Vi----- nunca dio sensación de vivir en la miseria.
Pasado el tiempo, tuve, (hacía años que no sabía de él) más noticias sobre él. Su madre había fallecido, y él sobrevivía vendiendo las antigüedades que heredó de su madre (su casa debía ser un museo de objetos de no mucho valor) en una de estas tiendas de segunda mano. Yque se había casado.
Más adelante, tras verle alguna vez en la calle, volví a tener noticias suyas. Me comentaron que se le habían encontrado en El Corte Inglés, donde le habían contratado de vendedor en la zona de Imagen y Sonido, que estaba a punto de cumplir los seis meses de prueba y que casi seguro que le hacían indefinido. Y que por ello estaba muy contento. Me alegré por él. De hecho, no se si por la curiosidad de volver a verle o por un cierto sentimiento de solidaridad, decidí acerarme a donde trabajaba para, como de manera accidental, saludarle e interesarme por él. Así lo hice, pero no le encontré. De hecho fui varias veces más en diferentes momentos del día y durante varios días, y nunca le ví. Igual no le renovaron.
Ya nunca más supe de él. Este chico fue un ejemplo de persona maltratada. No se hasta que punto su situación familiar afectó a la situación en el colegio. Pero tengo claro que con toda seguridad él no guarda un buen recuerdo de sus años de adolescente. Ahora veo todo lo que se le hizo con distancia. Y con culpabilidad. Porque nunca se mereció lo que le hicimos (me incluyo). Pero los niños son muy crueles. Lo pude comprobar. Solo espero y deseo que, esté donde esté, a Vi----- le vaya todo muy bien en su vida. Porque si alguien se lo merece, es él.

martes, 11 de noviembre de 2008

Qué será de nosotros...

A veces me da por pensar en el futuro. En el futuro… lejano. Dentro de 40 años. ¿Qué será de mi? ¿Cómo será mi vida entonces? ¿Recordaré para entonces estos momentos? La verdad es que la vida es larga. Es cierto que los años se pasan volando, pero aun así, si nos ponemos a recordar cómo éramos o qué hacíamos hace 10 años, por ejemplo, no es fácil recordar muchas cosas. Hoy charlaba con Da---, compañero de trabajo, sobre la vida que llevamos y lo que esperamos para el futuro. Ambos coincidíamos en que no estamos del todo satisfechos con nuestras vidas. Pero claro, también es cierto que, para ser francos, no podemos quejarnos lo más mínimo. Ni por el trabajo, ni por la salud ni por nada. Mucha gente está en mucha peor situación que nosotros. Eso nos hace reflexionar que no debemos quejarnos, porque, aun con nuestras miserias, somos afortunados.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Mis principios en la cocina

La cocina es uno de mis principales hobbies. Es cierto que no practico demasiado, pero me considero un investigador de los fogones. Creo que la cocina es un arte. Y además, de los complejos. A lo largo de mi vida he probado a pintar, tocar algún instrumento, manualidades, etc. Pero sin duda el hobbie que más me llena es cocinar. Transformar un conjunto de alimentos en algo que deleite el paladar de una persona, no tiene precio. Y a mí me encanta hacerlo. Ahora bien, como todo investigador, tengo unas máximas que, supongo que por defecto, dirigen inexorablemente mis pasos cuando me pongo al tema. Y en el contenido de este post, hoy me gustaría indicar algunas de las principales normas que sigo cuando me meto entre pucheros:

1.- La comida ha de gustar. Esto es de perogrullo, pero aún así, no todo el mundo está conmigo. Y es que ¿cuántas veces habéis ido a algún restaurante y os habéis llevado una decepción enorme con lo que os han servido? Bien porque la comida estaba mal hecha, o porque estaba fría, o simplemente porque nunca podría estar buena con los ingredientes elegidos. A mi, particularmente, me fastidia bastante. Más que nada porque creo que cocinar bien es sencillo, y siempre hay que pensar en quien va a comer, no en quien va a cocinar. Porque de nada sirve hacer platos super imaginativos si luego no les gusta a nadie. La comida, ha de satisfacer al comensal.

2. No todo combina con todo. Últimamente se ha puesto de moda el combinar dulces con salados, salados con amargos, amargos con ácidos ácidos con… Hemos llegado a un punto en el que igual te ponen una sandía frita para acompañar un solomillo de ternera que una taza de chocolate con guindilla. Vamos a ver, vamos a ver. Churras con churras y merinas con merinas. Que porque Arguiñano diga A, no todos tenemos que decir también A. Igual se puede decir B. Ejemplo más flagrante: ¿por qué se ha puesto de moda en un montón de sitios el acompañar el queso de cabra con frutas, azucar, miel, etc? ¿Pero es que a alguno no se le ha ocurrido pensar que no casan? Pues no. Como a alguna mente clarividente se le ha puesto entre ceja y ceja que para ser chic hay que decir que el queso de rulo de cabra con miel y uvas está de vicio, pues ale, todo el mundo igual. Y no hay quien se lo coma!!! Yo he probado este plato en concreto (rulo de queso de cabra con miel, pasas, miel y endivias al horno) en un restaurante de muchos galones, y tras la aprobación dubitativa de todos mis compañeros de mesa, he cascado que estaba vomitivo. Quedé como un paleto, lo reconozco. Pero más ancho que largo. Y como esto, tantas otras cosas: cerdo con piña, aves confitadas, cebolla caramelizada, carne con foie, … y tantas otras cosas incombinables que se han incorporado a la gastronomía popular y que han cambiado nuestras bases culinarias de manera dramática. Para mal, claro.

3.- La presentación no es tan importante. Este principio quizá es menos importante que los anteriores. La presentación de un plato ha de ser apetitosa. Ni simétrica, ni impactante, ni singular, ni minimalista, ni nada. Lo que tiene que decir al comensal es: cómeme. Es que últimamente parece que un plato es un lienzo: los colores, las formas, las proporciones… adquieren casi más importancia que el sabor. Menudo error. Un plato que esté para hacerle fotos pero que luego esté incomible, no vale para nada. Lo importante es que cuando el plato se vea, lo que se tiene que pensar es: qué bueno tiene que estar eso! Da igual si unos huevos fritos con patatas y chorizo están bien colocados en el plato, o si un entrecot de ternera no tiene un corte perfecto, o si la cobertura de chocolate de la tarta ha escurrido un poco sobre el plato ocultando el corte de la porción… lo importante realmente es que el comensal diga: me muero por probar eso!

Son tres principios muy básicos y muy lógicos, pero, ¿a cuántos de vosotros no se os han cumplido en más de una ocasión en algún restaurante? Como este es un tema que me apasiona, prometo escribir más post sobre cocina en otras ocasiones. Bon appètit!

viernes, 7 de noviembre de 2008

¿Ha sido Lehman Brothers una víctima del club Bilderberg?

El otro día leía una opinión en un foro, de alguien que, de manera velada dejaba caer que, en la última tormenta financiera que se llevó por delante bancos y aseguradoras, la extraña “no intervención” del gobierno americano sobre Lehman Brothers no había sido una casualidad. Vamos, que lo dejaron caer a posta.
Desde hace mucho tiempo, soy un furibundo investigador del Club Bilderberg. Hay algo en este grupo que me huele mal. Intento leer todo lo que puedo sobre él, por supuesto filtrando las opiniones personales de los comentarios, para quedarme con datos objetivos. Realmente, cuanto más leo sobre ellos, más preocupado me siento.
Entre tantas teorías que pululan alrededor de este selecto club, hay una que defiende una pequeña parte de quien los critica, que quizá es la que más me encaja. En resumen, esta teoría, que, si bien no existe como tal, pero yo sí quiero modelar y establecer, es la de que el objetivo último de este grupo es crear una sociedad económicamente bipolarizada y controlada en tamaño. Esto es: su objetivo de sociedad mundial sería aquella formada por un grupo pequeño de ricos, muy ricos, y otro grupo muy grande de pobres. Los ricos controlarían todo: dinero, industria, recursos, etc. y los pobres se conformarían con vivir como los “esclavos” de los ricos. En el fondo se podría definir como un sistema comunista a nivel mundial en el cual gobiernan un pequeño grupo de superpoderosos y el resto sería una clase obrera que nunca podría escalar al grupo de los ricos. De esta manera, los gobernantes podrían repartirse la riqueza y controlar la vida de sus “esclavos”.
Cuando hace varias semanas se desencadenó la tormenta financiera, uno, con la mosca detrás de la oreja, ya barruntaba que era el momento de buscar la muesca en la bala que enlazase semejante casquetazo económico con el famoso club. Pero entre tanto anuncio de malos resultados, rescates bancarios, inyecciones de liquidez, etc. parecía imposible encontrar algo que sonase raro. Pero ete aquí que derrepente, se anuncia que a Lehman Brothers, el Bank of America le dice que nones y que no sale a su rescate. ¿Por qué no? ¿Por qué se rescata a Bearn Sterns, Fannie Mae, Freddie Mac, Merril Lynch y no a Lehman Br.? Sin entrar en datos de facturación y demás, después de mucho investigar, veo que el no rescate de esta entidad es un golpe muy sibilino a un montón de inversores medianos y pequeños que tenían confiados muchos de sus ahorros de toda la vida en productos seguros: bonos. Pongámonos en el pellejo de un gobernante honesto y cabal: “hombre, si no rescatamos a una entidad como L. B., el impacto, además de a los accionistas, iría directamente a la zona de flotación de … la clase media”. Ahí está el anzuelo. Bancos como L. B. son las huchas de millones de personas de todo el mundo que si hay una cosa que temen es a perder su dinero, pero, fundamentalmente, porque no tienen mucho. Los ricos diversifican, y es imposible que el mayor crash bursatil jamás visto les mande a la indigencia. Pero al pequeño ahorrador, si se le da un golpe se le deja muy tocado. Y esto lo sabían. Por supuesto que lo sabían. Pero, ¿por qué no hicieron nada?
Bajo mi punto de vista, no se hizo nada porque quien podía hacerlo decidió que era mejor dejarle hundirse. Por intereses propios, gubernamentales, de poderes fácticos o de quien fuere.
Y aquí es donde enlazo con el club Bilderberg. Obviamente, el tipo de sociedad que este grupo persigue es complicado establecer de la noche a la mañana. Quien más quien menos hoy día tiene un patrimonio y más o menos riqueza que le permite situarse en la pirámide de la sociedad con más o menos holgura. Sin embargo, este tipo de golpes, con seguridad hacen a muchas personas bajarse uno o varios escalones en la pirámide. Un disparo silencioso. Muchos heridos. Porque, si una cosa ha quedado clara, es que a la gente de este club con toda seguridad este bombazo no les ha levantado ni las perneras de los pantalones.
¿Y por qué esta gente se querría dedicar a establecer este esquema social? ¿Por diversión? No. Por necesidad. Por la necesidad de querer mantener su estatus socioeconómico más allá de los devaneos del mundo. Desde hace ya unos cuantos años se realizan estudios que tratan de calcular cuánto tiempo le queda al mundo antes de colapsarse, es decir, de no disponer de los recursos suficientes como para autoabastecerse: recursos energéticos, alimenticios, sanitarios, etc. El desproporcionado crecimiento de continentes como África o Asia van generando flujos migratorios formados por personas que, antes de ver morir de hambre a sus familias, emigran a otros lugares aun a riesgo de morir de hambre, de frío, ahogados en el mar, etc. Pero en muchos casos su huida no es más que una ralentización de la agonía, porque a donde van no les pueden ofrecer mucho más de lo que ya tienen, y además su desesperación les convierte en torrentes metastásicos capaces de trasladar sus problemas a otros países y continentes. Los desbordados servicios sociales de multitud de países del sur de Europa ya está al límite de sus posibilidades pero aún así cada vez reciben más personas que llegan de otros lugares donde ni siquiera saben lo que es la solidaridad. Y esto, obviamente, a medio plazo amenaza con desestabilizar el orden social de Occidente (y por ende, la situación de privilegio socioeconómico de este grupo de poderosos), el cual no cuenta con recursos ilimitados para mantener a todo el planeta. Pues bien, este desorden ya hace tiempo que lo vienen estudiando desde este club, y está manos a la obra para tratar de controlarlo.
Y las líneas de actuación se reducen principalmente a dos: ahogar a la clase media occidental hasta que se convierta en clase baja, lo cual reduciría drásticamente el consumo, y limitación de la población mundial, siendo los países en vías de desarrollo su objetivo. La primera vía tiene como objetivo adaptar los recursos demandados por el cada vez más pujante consumo de las clases medias a la producción sostenible, y la segunda conseguir que no se desborde la población mundial, lo cual en el fondo se traduciría en una excesiva demanda de recursos.
Para conseguir el primer objetivo, las crisis económicas, las recesiones, las altas tasas de paro, las quiebras de empresas, etc. son el medio normal de actuación. Para el segundo, es más complicado anticipar qué medidas se pueden tomar, pero da miedo pensar en cualquiera de ellas.
Sé que son relaciones arriesgadas y aparentemente novelescas, pero para quien haya leído este post, le invito a que desde este momento, indague la prensa económica los próximos años sin borrar de su mente lo antes expuesto. Puede que entre líneas descubra una realidad mucho más compleja de lo que los medios cuentan.

Mi perro y yo

Una vez tuve un perro. Se llamaba Tr--. Era un mastín leonés blanco con el lomo manchado con una gran mancha marrón. Yo era pequeño. Tendría unos ocho o nueve años. No se, un día a mi padre se le ocurrió que tuviésemos un perro. Y a través de unos conocidos, nos aventuramos a elegir un cachorro de entre los hermanos que formaban una camada recién nacida de mastines de pura raza. Mi padre, hombre de campo urbanizado por su trabajo, había crecido entre animales. Mi madre no, y por eso no lo veía tan claro. Pero daba igual. A mi la posibilidad de tener un perro me deslumbraba por encima de cualquier otra cosa.
La camada estaba en una mini habitación al lado de los establos donde se guardaban los caballos. El resto de perros estaban en grandes jaulas en el mismo patio. Sólo un perro estaba en un patio diferente, más pequeño, de altísimas paredes y una puerta metálica. No se le veía. Pero sí se le escuchaba: un ladrido aterrador, contínuo, desgarrado, nos recibió al entrar en el recinto, así como un inquietante crujido de uñas que arañaban el cemento y golpeaban la chapa. Sólo salía de su patio para cruzarle con otras hembras y para pasearle, siempre con bozal y con cadena, y muy de vez en cuando. Era un ejemplar de concurso. Había matado ya a varios perros y caballos. Era el padre de Tr--.
El hombre abrió la puerta de la celda, y, entre un montón de peluches calientes rebujados unos entre otros, blancos unos, atrigrados otros, uno de ellos, con los ojos cerrados, se movía torpemente pisoteando a sus hermanos. Ese es el que yo quería.
Nunca imaginé que un ser tan pequeño pudiese causar tantos destrozos. Ni un papel sin morder. Ni una cortina que no sirviese de liana. Ni un zapato sin arrastrar. Ni un rincón sin visitar. Era un ciclón. Gordito, peludo, ágil, tenaz, impaciente. La vida en mi casa cambió. Todo giraba a su alrededor. Para bien o para mal.
Creció. Y ese animalito tan gracioso se convirtió en un inmenso y feroz guardián del chalet familiar. La parcela era suya. Era capaz de recorrerla de punta a punta en tan poco tiempo que no merecía la pena tratar de probar en huir de él. Y quien quisiese entrar en su territorio debía pedir su permiso. Con el tiempo su dominio incluso se extendió hasta las calles que rodeaban la parcela. Su descomunal tamaño superaba con creces la tapia, por encima de la cual sacaba con autoridad la cabeza cada vez que alguien pasaba cerca. Mis amigos ya no venían a buscarme a mi casa por miedo. Pero yo nunca me terminé de creer los ataques de los que se le acusó.
El resto no importa. Tr-- conmigo siempre fue noble. Por supuesto que tenía sus días, como cualquier persona, pero él y yo nos entendíamos de maravilla. Parecía mentira que un niño de diez u once años pudiese moverse con tal confianza junto a semejante bestia. Un simple bocado bastaría para fulminarlo. Pero yo siempre supe que nunca habría ocurrido. Porque no me hacía falta más que una mirada para que me entendiese. No tanto que me obedeciese, puesto que a cabezón no le ganaba nadie. Creo que pasó de considerarme su hermano a su hijo. Me soportaba. Mis bromas, mis juegos, mis perrerías, … Yo era realmente el inmaduro. Sabía levantarme la pata cuando se le clavaban entre las uñas esas malditas espinas que crecían junto al cesped, morderme con firmeza pero con suavidad de la mano para indicarme que quería guerra, recibirme girándo como una hélice el rabo al olerme aún estando todavía lejos de la puerta, … Y esa mirada. Esos ojos de niño indefenso. Ese giro de cabeza que tanto me conquistaba. Esa delicadeza al comer de mi mano y repasar con su suave lengua las migas que quedaban en mi palma … ¿Cómo era posible que un ser aparentase algo tan diferente a lo que realmente era?
No pude despedirme de él. A lo mejor no lo habría hecho. Seguro que me habría abierto una herida incurable. Así ahora tengo un gran recuerdo de él, y sé que sigue vivo. De hecho se que nunca morirá. Algún día volveremos a estar juntos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Cuando el cielo cobra vida

Me fascinan las tormentas. Esos días de verano calurosos, en los que parece como si nada pudiese mitigar el sofocón… De pronto, como salidas de detrás de los árboles, se forman enormes nubes espesas y negras que avanzan rápidamente sobre tu cabeza, poco a poco van escondiendo el sol de media tarde y, en nada dejan la tarde como oculta bajo un paraguas. Unos minutos de duda… y empieza el baile. Primero truenos lejanos, cada vez más sonoros, luego, algún rayo en la distancia, una ligera brisa, y poco a poco, el fuerte olor del ozono (como si fuese tierra húmeda) que entra por todos los lados. El calor sofocante medio desaparece mientras un cierto fresco anuncia lo que viene. El cielo se espesa aun más y parece que empieza a anochecer. Primeras gotas. Parecen tímidas, pero son gordas, y dejan en el suelo manchas del tamaño de pelotas de golf. Luego, sin avisar, un fogonazo. Dios, ya está aquí! Unos segundos y… un crujido que hace pensar que algo se ha roto ahí arriba. Y a continuación una tremenda manta de agua cae descontroladamente sin avisar, mientras se repiten los fogonazos y los chasquidos del cielo. La piel caliente humea cuando se moja por la lluvia, la ropa, empapada, más estorba que protege. Pero da igual. La sensación de vida es espectacular.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Nuestras cosas

Hasta ahora he hecho referencia a mis amigos, pero no me he parado a reflexionar qué me transmite cada uno. Qué feeling tengo con ellos. Y me apetece hacerlo.
La verdad es que somos un grupo bastante heterogéneo: no se muy bien cómo hemos conseguido formar un grupo estable con componentes tan diferentes: si hablamos de profesiones, tenemos abogados, ingenieros, geógrafos, masajistas, diseñadores gráficos, … nada que ver. Si hablamos de aficiones, quizá el deporte es lo que (más en el pasado que ahora) nos ha unido. Esos partidillos de basket 3x3 o 4x4… qué recuerdos. Pero además de esto, tan sólo las ganas de montar fiestas nos han hecho converger como amigos. Porque, si no, a nadie se le ocurriría juntar en un grupo a un multideportista borrachuzo como Vi----, un cinéfilo como Al--, un playboy como Fe-, un alienígena como Ca------, un tío raro de narices como yo, un integrista emocional como Ma--, un tipo serio y cabal como Ca----, una mente desestructurada como la de Pa---, etc. Si es que no hay por donde agarrarnos. De hecho, creo que entre nosotros hemos optado por aceptarnos como somos y disfrutar de las excentricidades de cada uno, que seguro aportan algo al grupo. Que Ma—se presenta en la piscina un día con bigote a lo Tachenko, pues vale; que Ca------ aparece borracho perdido un día a las tantas de la madrugada en bañador y chanclas montando una bici con el manillar roto, pues venga; que Pa--- nos cuenta un día que se ha arreglado una grieta en una de las lentes de sus gafas con cinta aislante y se extrañaba de que las tías le iraban raro en la biblioteca, pues lo aceptamos. Qué más da. Somos así y ya está. Anda que no hemos contado veces las historias de Lu--- escapándose de casa con 16, en pijama, con la mochila al hombro, y, con la complicidad del portero de su casa, cambiándose de ropa en su garita y volviendo a casa ya de día y borracho perdido. Y como esta, tantas historias que nos definen a cada uno de manera unívoca. Nada sería igual si no pudiésemos recordar esas cenas con parrillada y doble de Brugal en casa de los Ma-----, con las actuaciones estelares de Ca------ Caparrós extra empanado, ese fino encaje de golpes de Fe----, la camisa de flores de Ca----, los puntillos de Da---, mis despedidas a la francesa, los desploming delante de sus padres de Lu---, las puertas dobles que aparecían en mi casa, los baños en pelotas a las mil de la madrugada, los tropezones de Pa---, ... Son nuestras cosas. Y son cosas que no deben olvidarse. Porque durante muchos años han creado un universo de recuerdos en los cuales todos tenemos nuestro personaje y, aunque no queramos recordarlos, siempre perviviremos en la mente de quienes los vivimos.

martes, 4 de noviembre de 2008

La clase media en peligro de extinción

Laboralmente, creo que nos esperan unos meses (aproximadamente quince) complicados. Hemos entrado en una dinámica insana de paro alimentada por crisis de crédito y bajada del consumo. La economía, para bien y para mal, tiene inercia. Y ésta, cuando es para mal, es muy puñetera. Ahora mismo España está en caída libre. Y la duda que me queda es hasta qué punto nuestra situación económica está correlada con la crisis mundial. Esto es, ¿es posible augurar que un relanzamiento de la economía mundial se vería acompañado en la misma medida de un relanzamiento de la economía española? Yo creo que no.
Creo que nuestra economía es diferente. Más compleja y, sobre todo, más difícil de levantar. Sin querer remontarme muy atrás, creo que en España vivimos muy por encima de nuestras posibilidades reales. Durante veintipico años hemos alimentado nuestras ansias de libertad y prosperidad a base de consumo puro y duro, sostenido sobre una base que apesta a cemento, grasa de taller y sombrilla playera. Y eso no es progreso. Sin un tejido industrial sólido, sin una cultura de inversión en I+D, sin una red de transporte de mercancías competitiva… ¿hacia donde vamos? Pues hacia una recesión profunda, hacia una destrucción del empleo sin precedentes. Creo que no me arriesgo mucho al predecir que volveremos a ver esas tasas de paro del 20% en no más de 4 o 5 meses (ojalá me equivoque).
Toda la gente que se está quedando en la calle del sector de la construcción o de las cadenas de montaje, ¿dónde va a ir? Es gente sin estudios en la mayoría de los casos, o que, pese a tenerlos, ha orientado su vida profesional hacia el ladrillo o la tuerca, y ahora, en un entorno de fuerte competitividad laboral , está perdida. No se, el otro día veía por la tele imágenes de la España de finales de los 70 y me daba grima: era como ver la actual Rumanía o Armenia. Inmensas colas de gente pobre a dolor esperando para acceder a servicios sociales básicos. En España, hemos pasado de eso a irnos de vacaciones a Egipto, conducir todoterrenos y comprarnos un chalet con hipotecón a 40 años… en un par de décadas. Y eso… no hay economía que lo sostenga. Y menos la española. El año 2009 va a ser muy malo.
Y es que actualmente la economía española no tiene cimientos. Los que hasta este año tenía, eran de papel, y cuando ha llegado un soplo del exterior, se ha venido abajo todo. Lo peor, que la gran clase media que se ha creado en los últimos 20 años se va a ver mermada seriamente.
Lamento no ser optimista, pero es que lo veo todo muy mal. Países como Francia, Reino Unido o Alemania tienen industria de sobra para tirar hacia adelante, y sus habitantes saben de sobra cual es su posición real en la pirámide social. En España ahora mismo, pocos saben qué lugar ocuparán los próximos años (o meses).

El negocio del miedo

Creo que en estos últimos meses de turbulencias financieras existe gente que ha fijado como modelo de negocio algo con lo que no estoy muy de acuerdo: el miedo. Vaya, y soy yo quien dice esto. Una persona que vive pegada a diarios pseusosensacionalistas de toda índole (económica, deportiva, cultural, etc.). Es cierto. Por más que comento con compañeros de trabajo y amigos las últimas noticias económicas, el regusto que me queda al final es que, en términos generales, la gente pasa bastante de si se hunde el Nasdaq o si Goldman Sachs rebaja el precio objetivo de Inditex un 30%. Entonces, ¿por qué a mí me preocupa tanto? ¿Soy yo el que me agobio innecesariamente o existe demasiada pasividad a mi alrededor? Creo que sólo cuando hace unas semanas en primera plana de todos los diarios salió la noticia de que el Estado holandés inyectaba liquidez a ING Group y como subtítulo de las noticias, se aseguraba que ING Direct no pasaba por problemas, fue cuando uno de mis compañeros se preocupó mínimamente del tema, y eso que todos sus ahorros los tenía en dicho banco. Pero aun así, tampoco estaba muy preocupado, porque tardó en leerse la noticia tres días… Lo mismo me pasa con mis padres. Con el tema de Lehman Brothers, no dejo de insistirles que revisen sus inversiones y la de otros familiares (aún menos preocupados por estos temas). Pero da igual. Como si a Homer Simpson le pides que te demuestre la Ley de Faraday.
Ahora bien, para todos los que sí nos preocupamos de estos temas, y vuelvo al tema inicial, creo que existen intereses sospechosos de infundir un estado de terror colectivo que puede hacer a algunos ganar mucha pasta. No se cómo, pero me lo huelo. Y es que una vez que uno se introduce en el mundillo de la información financiera, se da cuenta de que la economía es más previsible de lo que parece, aunque en determinados momentos, determinados giros informativos dejan a uno fuera de juego, preguntándose si realmente entiende la realidad o si son noticias sin fundamento de oscuras intenciones.
Quizá no sea este el momento de intentar trepar por tan escarpados cerros, pero yo creo que con el miedo hay gente que se forra. Las noticias de quiebras de empresas, de malos resultados de empresas, de predicciones catastróficas, etc. pienso que sostienen modelos de negocio macabros pero rentables. Y es posible que los peores clientes sean los que pasan de analizar la realidad.

Esa espinita clavada en el corazón

Dicen que el primer amor marca el resto de tu vida. Yo no se si Lo-- fué mi primer amor. Lo que sí sé es que fue la primera tía a por la que me lancé a cuchillo, por lo que no tengo ni idea de si su marca es la que se refiere el dicho. Pero que me marcó, está claro. Ese verano de COU, juerga tras juerga, vida desenfadada, derroche de tiempo, todo a nuestro alcance… Y apareció ella. Esos ojos azules, esa melena rubia, esas peras descomunales… No sé si fue su apariencia o mis hormonas, o las dos cosas mezcladas las que me hicieron tatuármela en el cerebro. Pero no podía dejar de pensar en ella. Deseaba que llegase cualquier momento para salir de noche y encontrármela (era imposible no hacerlo en un pueblo tan pequeño) para continuar con mi labor de minería sentimental. Ahora creo que, conociendo cómo me ven mis amigos, alucinarían con mi actitud, nada disimulada, por otro lado. Pero supongo que entonces me daba igual. Sólo la quería a ella. También recuerdo aquel día con Al--, cuando me recomendó que pasase de ella, que no valía la pena. Madre mía, estaba obcecado…
Ahora, viendo aquel verano desde la distancia, no puedo decir que me alegre que no ocurriese nada (un lío con ella desde luego que lo firmaría ahora) pero creo que en el fondo salí ganando. El tiempo me ha demostrado que ella y yo somos incompatibles, y cuanto más la conozco, más me convenzo. Es más, se a ciencia cierta que si hubiésemos llegado a algo, habría sido un estrepitoso fracaso. Yo, en aquel momento, con la inocencia que siempre me ha caracterizado (y creo que me sigue caracterizando) buscaba una novia formal, seria. Sin tonterías. Yo ahora se que ella… era de otra manera. Me alegro de que todo quedase como está ahora. Amigos, más o menos cercanos, pero amigos. Miedo me da pensar que la frivolidad que el tiempo me ha mostrado que la ha caracterizado siempre, me hubiese herido. Y miedo me da el pensar también el juego que ella siempre me ha ofrecido y que, quizá más por inocencia que por recelo, yo siempre he rechazado. Aún recuerdo cuando me insinuó acercarme más y yo… jajaja, dije que no, y me quedé enfrente de ella. La cara que se la quedó. Pobre… ¿Será por eso que nunca más volvimos a quedar para ir a ningún lado? ¿Quizá ella se tomó aquello como una ofensa y temió que yo jugase a algún otro juego? No lo sé. Me gustaría hablarlo con ella, pero, conociéndola, no la veo agachando las orejas y vomitando sus sentimientos de tantos años. Sólo sé que yo con ella siempre he ido de frente, con sinceridad. Y eso me hace sentir bien.
Últimamente me he enterado (no importa cómo) de que se va a casar. No se si compadecer al novio o felicitarle. Hombre, es extraño que ella siempre dijo que era de relaciones largas y estables, y el último novio serio que tuvo lo dejó hace algo más de un año y medio. No quiero pensar mal. Pero, me huele que… no es sólo el amor lo que la ha convencido. El tiempo dirá. Quien sabe, igual dentro de N años ella y yo estamos juntos. Por primera vez. Porque, yo creo que en cierta medida, conmigo ella también tiene una espina clavada.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Ya queda menos

Tengo ganas de volver a verlos. Son ya muchos años juntos. Cada vez nos vemos menos, pero noto que cada vez estamos más unidos. El trabajo, las novias (algunas ya mujeres), las circunstancias… Son demasiados factores que pese a todo no son suficientes como para separarnos definitivamente. Y en Navidad, pese a las inevitables bajas, siempre estamos ahí. Me da miedo pensar que sea la propia vida la que algún día merme tan esperada reunión. No quiero pensar en ello. Somos inmortales. Y el día que dejemos de serlo, no sé que pasará. Todo ha sido perfecto hasta ahora. Y no quiero que cambie nada. Los necesito. No sé si ellos a mí también (estoy seguro de que en muchos casos sí), pero yo a ellos sí. Han sido la escuela que me ha introducido en la vida. Y sigo manteniendo un cordón umbilical con ellos que me mantiene en permanente actualización. Mi familia es otro tipo de educación, de cariño, de afecto. También necesario. Pero mis amigos, los Ta-----, son todo lo que no me da mi familia y mi novia. Sé que sin ellos estaría perdido en la selva. Ya queda menos.

Aquella aventura de verano

Éramos tan jóvenes… ¿16 o 17 años de media? Pero nos creíamos invencibles, intocables. Verano, vacaciones, tiempo libre, amigos, un entorno perfecto. Y la cafetería era… un objetivo demasiado apetitoso. Helados, bebidas, patatas, … No lo necesitábamos conseguir así, pero… el riesgo nos llamaba. Una fiesta, la noche encubridora, hormonas desbordadas, el plan bien trazado… La anterior incursión fue accidental pero, sin planificarla, salió fetén. La terraza cómplice, la ventana, el único escollo, el culo de Lu--- un imprevisto, la caída de Al--… pudo ser la gran cagada. Dios mío… en realidad fue una inconsciencia. Dejar la ventana en casa de A-- tantos días, la tienda de campaña… nos delataba, y encima, lo de la cámara de los helados, … Ahora, tiempo después, me da miedo pensar qué nos habría pasado si nos hubiesen pillado. Beneficio 1, riesgo 1000. Al mismo tiempo veo que obviamente nadie denunció nada y nadie investigó nada, ya que hasta un ciego habría sabido lo que pasó esa noche. Quizá eso alimentó nuestro ego y nos hizo creer que éramos aun más invencibles. Pero ya da igual. Echamos la carnaza al monstruo que llevábamos dentro y lo dejamos satisfecho… durante un tiempo. Ello nos formó… no se de qué manera, pero no podemos negar que parte de lo que somos en cierta medida quedó condicionado por aquello. Bien por orgullo, bien por culpabilidad, bien por alegría, bien por tristeza. Y nos unió, nos dio cohesión como grupo. Yo me quedo con esto.

jueves, 30 de octubre de 2008

Me gusta Google

Me gusta Google porque, dentro del universo digital, es de las pocas webs capaces de aportar verdadero valor añadido a sus servicios. Hoy día estamos invadidos por webs que dan vueltas y vueltas sobre lo mismo, pero sin aportar nada. Me explico: si buscamos un buscador, encontraremos cientos de ellos, cada cual mejor, que, de una u otra manera, rastrean de maneras diferentes (o a veces parecidas) el ciberespacio y nos muestran los resultados de las formas más variadas, estructuradas, organizadas, … pero en el fondo es lo mismo. Igual pasa con los traductores, diccionarios, repositorios de blogs, servidores de correo, servicios de telefonía IP, etc. El mismo perro con distinto collar. Incluso a veces unos servicios invocan a sus hermanos.
Sin embargo Google tradicionalmente a aportado siempre “algo más” a sus servicios. El último caso, “Street View”, una genial idea que nos permitirá pasear por diferentes ciudades del mundo mediante imágenes reales. Genial.

Un gran vacío

Hace más de tres de años ya que mi abuela se fué. Creo que el hueco que dejó se hace más grande cuanto más tiempo pasa. Cada vez que vuelvo a su casa todo me recuerda a ella. Me aportaba serenidad, tranquilidad, sabiduría. Me lo decía todo sin tener que hablar.
Es una persona irrepetible. Vivió en silencio. Y se fué a escondidas. Me gustaría que me hubiese acompañado toda mi vida. La echo de menos.

Más que un amigo

Hace pocos días escuché que en Cataluña iban a poner en marcha una iniciativa a través de la cual personas discapacitadas se encargarían de pasear y cuidar a perros abandonados recogidos en perreras municipales. Creo que es una gran idea. Un perro es más que una compañía. La mayoría de las veces ellos nos dan mucho más de lo que obtienen de nosotros. Y sin pedir nada a cambio.

Coldplay está conmigo