miércoles, 5 de noviembre de 2008

Nuestras cosas

Hasta ahora he hecho referencia a mis amigos, pero no me he parado a reflexionar qué me transmite cada uno. Qué feeling tengo con ellos. Y me apetece hacerlo.
La verdad es que somos un grupo bastante heterogéneo: no se muy bien cómo hemos conseguido formar un grupo estable con componentes tan diferentes: si hablamos de profesiones, tenemos abogados, ingenieros, geógrafos, masajistas, diseñadores gráficos, … nada que ver. Si hablamos de aficiones, quizá el deporte es lo que (más en el pasado que ahora) nos ha unido. Esos partidillos de basket 3x3 o 4x4… qué recuerdos. Pero además de esto, tan sólo las ganas de montar fiestas nos han hecho converger como amigos. Porque, si no, a nadie se le ocurriría juntar en un grupo a un multideportista borrachuzo como Vi----, un cinéfilo como Al--, un playboy como Fe-, un alienígena como Ca------, un tío raro de narices como yo, un integrista emocional como Ma--, un tipo serio y cabal como Ca----, una mente desestructurada como la de Pa---, etc. Si es que no hay por donde agarrarnos. De hecho, creo que entre nosotros hemos optado por aceptarnos como somos y disfrutar de las excentricidades de cada uno, que seguro aportan algo al grupo. Que Ma—se presenta en la piscina un día con bigote a lo Tachenko, pues vale; que Ca------ aparece borracho perdido un día a las tantas de la madrugada en bañador y chanclas montando una bici con el manillar roto, pues venga; que Pa--- nos cuenta un día que se ha arreglado una grieta en una de las lentes de sus gafas con cinta aislante y se extrañaba de que las tías le iraban raro en la biblioteca, pues lo aceptamos. Qué más da. Somos así y ya está. Anda que no hemos contado veces las historias de Lu--- escapándose de casa con 16, en pijama, con la mochila al hombro, y, con la complicidad del portero de su casa, cambiándose de ropa en su garita y volviendo a casa ya de día y borracho perdido. Y como esta, tantas historias que nos definen a cada uno de manera unívoca. Nada sería igual si no pudiésemos recordar esas cenas con parrillada y doble de Brugal en casa de los Ma-----, con las actuaciones estelares de Ca------ Caparrós extra empanado, ese fino encaje de golpes de Fe----, la camisa de flores de Ca----, los puntillos de Da---, mis despedidas a la francesa, los desploming delante de sus padres de Lu---, las puertas dobles que aparecían en mi casa, los baños en pelotas a las mil de la madrugada, los tropezones de Pa---, ... Son nuestras cosas. Y son cosas que no deben olvidarse. Porque durante muchos años han creado un universo de recuerdos en los cuales todos tenemos nuestro personaje y, aunque no queramos recordarlos, siempre perviviremos en la mente de quienes los vivimos.

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